jueves, 2 de junio de 2011

Mi mejor semental se ha muerto, ¿y ahora?

En la gestión de animales de granja a menudo hay que hacer frente a situaciones totalmente inesperadas. Una de las peores es la muerte inesperada de un semental.

En la actualidad, gracias a los esquemas de selección y a la difusión de las tecnologías de reproducción asistida, la pérdida de un semental puede no ser tan dramática. Si su genética ha sido bien difundida, podría obtenerse un reemplazo de la descendencia. Si se han congelado dosis de semen, podría realizarse un programa de inseminación intrauterina, obteniéndose descendencia aún después de la muerte del macho.

No obstante, la pérdida del semental puede ser dramática si el macho pertenece a una raza de las declaradas en peligro (por ejemplo, la Ojalada o la Castellana Negra, con las cuales estamos trabajando), si no ha habido un plan apropiado para la diseminación de la genética (o si no ha habido tiempo), o si no hay dosis congeladas del macho. En el peor de los casos, estas tres situaciones se dan a la vez. Incluso si la genética ha sido bien difundida o hay dosis congeladas, ¡interesaría poder obtener espermatozoides del macho incluso después de su muerte!

Afortunadamente, esto se puede hacer. Se llama obtención post-mortem de espermatozoides, y es relativamente sencilla.

Generalmente, se recoge el genital cuanto antes, para evitar la pérdida de calidad de los espermatozoides. Se lleva al laboratorio y se diseca el genital, aislando los testículos. Sin embargo, no extraemos los espermatozoides de los testículos, ¡son demasiado inmaduros y no nos sirven! Si os fijáis en las fotos de abajo, pegado al testículo hay un órgano llamado epidídimo, donde maduran los espermatozoides. Su parte final se llama "cola", y allí se acumulan miles de millones de espermatozoides maduros. Lo que hacemos es realizar cortes en la cola del epidídimo y recuperamos la masa espermática.



Esquema de un testículo y localización del epidídimo (izquierda). La cola del epidídimo se puede apreciar fácilmente incluso en el animal vivo, ya que se engrosa por la acumulación de espermatozoides. A la derecha se muestra la extracción de esperma realizando unos cortes en la cola del epidídimo.

El principal problema de la recogida post-mortem es que transcurra demasiado tiempo y los espermatozoides mueran. La calidad de los espermatozoides comienza a decaer con el tiempo, según avanza la degradación de los tejidos. Lo que se suele hacer, si no es posible utilizar la muestra inmediatamente (por ejemplo, para preparar dosis seminales e inseminar), en colocar los testículos a 5 °C, con lo cual el proceso de degradación se ralentiza. El ganadero puede retirar y colocar los testículos en un frigorífico, o en una nevera con acumuladores de frío para enviarlos al laboratorio.

A nosotros se nos ocurrió si sería más conveniente dejar el genital entero, y cuando se pudiese extraer los espermatozoides y utilizarlos, o bien extraer cuanto antes y guardar los espermatozoides en un tubo hasta el mismo momento en que se vayan a preparar las dosis. Por lo tanto, diseñamos un experimento para comprobar esto. Obtuvimos el genital de quince carneros de raza churra, y los procesamos de manera que:
  • Los genitales se mantuvieran a 5 °C y cada 24 h extrajimos espermatozoides y los analizamos.
  • Extrajimos masa espermática tras la muerte del macho y la mantuvimos a 5 °C, analizándola cada 24 h.
Nuestros resultados indicaron que la calidad espermática se conservaba mejor dejando las muestras en el epidídimo. Por ejemplo, en el siguiente gráfico se aprecia que la movilidad cae más rápidamente si se extraen los espermatozoides y se dejan en un tubo:

Por lo tanto, para un ganadero o veterinario que se encuentre con un macho muerto y que quiera utilizar los espermatozoides de ese macho, lo más aconsejable es que recoja los testículos y los guarde en un frigorífico a unos 5 °C. Los espermatozoides se mantendrán en buena forma al menos durante un par de días.

A propósito, ¿cuál es la mejor manera de guardar los testículos? Pues según nuestra experiencia y otros trabajos, lo mejor es cortar el escroto cerca del cuerpo, para mantener los testículos bien cubiertos con el escroto. Se puede limpiar el escroto de restos de tierra y suciedad y guardar la muestra en una bolsa con cierre zip. La temperatura de almacenamiento debe ser baja, pero no se debe congelar (¡no se debe guardar en un congelador!). Y si se guarda en contacto con acumuladores de frío, conviene rodear las muestras con papel, para que no haya un contacto directo con las muestras. El hielo es el peor enemigo de los espermatozoides.

Este artículo recoge parte de los resultados de este trabajo, que publicamos recientemente:
Tamayo-Canul, J., Alvarez, M., López-Urueña, E., Nicolas, M., Martinez-Pastor, F., Anel, E., Anel, L., and de Paz, P. (2011). Undiluted or extended storage of ram epididymal spermatozoa as alternatives to refrigerating the whole epididymes. Anim Reprod Sci. doi:10.1016/j.anireprosci.2011.04.011.

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